Durante la evolución de la enfermedad de Parkinson se
puede producir una reducción de los movimientos de la
musculatura encargada de controlar la fonación (voz),
la articulación (pronunciación) y la prosodia (ritmo,
entonación,...), entre otras.
A lo largo de la enfermedad se pueden presentar una serie de alteraciones
en la voz, tales como:
— Bajo volumen de voz.
— Disminución del tono vocal (la voz se vuelve muy ronca).
— Voz monótona (pierde musicalidad y entonación).
— Cambios en la calidad de la voz (débil, apagada, ronca, temblorosa
y/o intermitente).
— Vacilación inesperada antes de hablar (silencios
inadecuados, titubeo y/o temblor sin llegar a
hablar).
— Dificultades de pronunciación (puede quedar
reducida a un farfulleo o murmullo que afecta
a la comprensión del habla).
— Aumento de la velocidad en el habla (se
producen omisiones o cambios de sonidos y
sílabas).